PELICULAS RECOMENDADAS

Los coristas

Par Sophie Archambault

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21 febrero 2024

Captura de pantalla de la película

Desde su estreno en 2004, la película “Los coristas” ha sido inmensamente popular en Francia, convirtiéndose en uno de los mayores éxitos de la historia del cine francés. Los ecos poéticos de la película siguen resonando hasta nuestros días, como demuestra la popularidad de canciones como Vois sur ton chemin y Caresse sur l’océan.

En 1949, Clément Mathieu, que se describe a sí mismo como músico fracasado y profesor de música en paro, empieza a trabajar como supervisor en el internado para chicos Fond de l’étang. Allí, Mathieu se enfrenta a las desventuras de estos chicos que, aunque muy turbulentos, son sometidos injustamente a una disciplina abusiva que no hace sino exacerbar su comportamiento problemático.

El internado se basa en una pedagogía altamente reaccionaria y punitiva, bien explicada por el director Rachin: “Acción: reacción. Sólo así lo entienden” (0:10:59). El supervisor, preocupado por el bienestar de los niños, decide crear un coro para intentar crear un vínculo con ellos. El coro transformará la vida de los chicos dándoles acceso a los sueños y al arte. Estos niños, que nunca han conocido otra cosa que el miedo y la sensación de no ser escuchados, podrán durante un tiempo cantar sus deseos de evasión, reconocimiento y esperanza.

 

La música: una herraienta pedagógica

 

Desde el momento en que Mathieu llega al internado, el espectador ya puede imaginar el reino de terror en el que deben vivir los niños. Soportando trabajos comunitarios, periodos de tiempo variables en aislamiento, malos tratos psicológicos, físicos y verbales y castigos arbitrarios, los chicos se encierran en sí mismos, revelando únicamente emociones de ira, miedo y frustración.

Esta falta de seguridad en la que se ven inmersos sólo puede atestiguar la incompetencia del profesorado que, además de basarse en rígidos métodos de enseñanza de los años 40, no tiene como objetivo primordial el desarrollo de los niños, sino su dominación y sometimiento. El vínculo entre la formación del profesorado y el desarrollo de los alumnos es, por tanto, un factor clave para el éxito de los niños como educadores y ciudadanos. No es difícil establecer un paralelismo entre esta película y el estado actual de la educación en Quebec. Aunque “Los coristas” acentúa y exagera la importancia que tiene para los alumnos contar con un profesor cualificado, lo cierto es que la película da testimonio hiperbólico de la gravedad que supone simplemente tener, como dijo el Ministro de Educación Bernard Drainville, “un adulto al frente de cada clase”.

Por el contrario, Mathieu, antiguo profesor de música, ve en los chicos un potencial oculto, disimulado o incluso deliberadamente ignorado por el director. Al crear el coro, el director no sólo consigue desarrollar la sensibilidad de los niños hacia el mundo que les rodea, sino que también consigue dar sentido a su vida -y a la de ellos- al ver los progresos de los niños. Es este sentimiento de orgullo lo que escribe en su diario: “Estaba seguro, sabía que un día se tocaría mi música. Me llamo Clément Mathieu, soy músico y todas las noches compongo para ellos.” (0:53:25) La pasión de Mathieu por la música y la alegría de enseñarla bastan para interesar a los niños y transformar su vida cotidiana y sus aptitudes sociales y de comportamiento. Para ello, según un artículo que presenta el estado de los estudios de los últimos veinte años sobre los efectos de la música en la función cerebral,

 

Tocar o escuchar música puede requerir distintos aspectos de la cognición (atención, memoria, memoria de trabajo), la percepción (auditiva, incluso espacial), la motricidad y la red emocional. Al estimular estas diferentes actividades cerebrales, la música tiene el potencial de mejorar su funcionamiento, incluso en tareas no musicales.[1]

 

Alusiones religiosas

 

Utilizando el humor para llegar a los alumnos, sustituyendo las visitas al calabozo por consecuencias significativas y, sobre todo, dando a los niños una sensación de autosatisfacción a través del coro, Mathieu consigue estimular el desarrollo personal de los chicos y hacerles vislumbrar un futuro menos sombrío. El supervisor es, en efecto, el salvador de estos niños incapaces de desarrollarse individual y socialmente en este internado, que adquiere incluso tintes diabólicos hacia el final de la película. En efecto, justo cuando el director despide a Mathieu y le dice que se vaya al infierno, Mathieu le dice “que lo deja, al contrario”. (1:26:55)

La oposición entre el ángel -o salvador- y el diablo es un tema recurrente en “Los coristas”. Así ocurre cuando Réjean, el supervisor al que Mathieu sustituye, le aconseja que tenga cuidado con uno de los niños, Morhange, al que describe como alguien que tiene “cara de ángel, pero cuerpo de diablo” (0:10:48). Sin embargo, el espectador no tarda en darse cuenta de que este lado diabólico de Morhange está condicionado en última instancia por el trato que recibe en el internado, a lo que se añade el hecho de que el niño se entristece enseguida por la ausencia de su madre y se enfrenta a los rumores que los otros niños difunden sobre ella. Su comportamiento problemático no es más que una forma de obtener reconocimiento, de sentir que existe provocando reacciones.

La música de Mathieu le ofreció una forma de reconocimiento diferente y mucho más positiva. De nuevo en su diario, afirma que Morhange “no puede imaginarlo, pero [está] seguro de ello: su voz es un milagro, la rara promesa de un don excepcional”. (0:48:36) Al utilizar las palabras “milagro” y “don”, Mathieu reconstruye el carácter de Morhange eliminando la connotación peyorativa asociada al diablo. Al mostrar los beneficios de la empatía, la escucha y la pasión, esta película demuestra que educar a los niños es ante todo cuestión de un enfoque amable, abierto y sensible.

Esta comedia dramática dirigida por Christophe Barratier ganó los premios César 2005 a la mejor música y al mejor sonido.

 

Nota :

 

[1] Aline Moussard, Françoise Rochette, Emmanuel Bigand, “La música como herramienta de estimulación cognitiva”, L’Année psychologique, vol. 112, 2022, p. 499.

 

ACERCA DE SOPHIE ARCHAMBAUT

Estudiante del Máster en estudios literarios, Sophie lee y escribe para entender mejor al ser humano, la sociedad, pero sobre todo al mundo en el que vive. Noctámbula, sus lecturas nocturnas sobre la espiritualidad y los fenómenos religiosos han acrecentado su interés por el concepto de lo sagrado. Amante de la naturaleza y sus peligrosas bellezas, la mitología, la historia del arte y todo lo que requiere creatividad, Sophie gusta de encontrarse a sí misma a través de estas pasiones para luego abrirse al mundo que la rodea.

 

Las opiniones expresadas en los textos son de los autores. No pretenden reflejar las opiniones de la Fundación Padre-Menard. Todos los textos publicados están protegidos por derechos de autor.

 

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